La Perla de África, ese es nuestro siguiente destino. En el centro del continente, de color verde intenso, repleta de lagos y rodeada por altas montañas, se esconde este tesoro de África. Pero si hay un verdadero tesoro que la hace uno de los países más especiales del mundo son sus gorilas de montaña.

Creo que tendría 10 años cuando vi un documental de los gorilas de montaña. En él, hablaban también de Dian Fossey, la mujer que dedicó su vida a salvar esta especie en peligro de extinción, que convivió con ellos, que aprendió a amarlos y que entregó su vida por ellos. A pesar de que fue a través de la televisión, puedo asegurar que el corazón se me encogió un poco al ver como estos primates son capaces de entender, sentir y convivir incluso mejor que nosotros los humanos. Desde entonces tuve claro que, algún día, viviría yo también esa experiencia y conocería a los gorilas en su hogar.

Hoy en día, y en gran parte por culpa del ser humano, existen poco más de 1.000 gorilas de montaña en todo el mundo. Como especie en peligro de extinción, actualmente solo hay 3 lugares en el mundo donde se puede disfrutar de los gorilas de montaña en libertad: el Bosque Impenetrable de Bwindi en Uganda, el Parque de Virunga en Rwanda y la Reserva Natural de Sarambwe en la Republica Democrática del Congo.

Amanece en Bwindi, aunque con los nervios ha sido difícil dormir esta noche. Desayunamos en @ride4awomen, ONG en la que nos quedamos estos días y que recomiendo echéis un vistazo porque es increíble la labor que hacen ♥️, y nos dirigimos al Centro de Visitantes del Bosque Impenetrable de Bwindi.

Allí, las mujeres de la comunidad nos dan la bienvenida con sus bailes típicos y sus enormes sonrisas dibujadas en sus rostros. Tras explicarnos las normas de seguridad a mantener durante el trekking, nos dividen en grupos y nos asignan a cada ua de las 4 familias de gorilas que existen hoy en día: Buhoma, Ruhija, Rushaga y Nkuringo. Nuestra familia, Rushaga, está formada por 18 miembros, entre ellos algunas crías de apenas meses y ni más ni menos que 3 espaldas plateadas!

Por fin había llegado el momento de buscar los gorilas en la niebla. Con los nervios convertidos ya en excitación y en impaciencia por verlos, comenzamos nuestro trekking con una de las cuestas arriba más largas que hemos visto en nuestra vida! Habíamos entrado ya de lleno en el Bosque Impenetrable de Bwindi.

Llevamos más de 3 horas siguiendo sus huellas a través de la espesura del bosque, con los rangers abriendo el camino con ayuda de sus machetes, cuando, por fin, aparece la primera hembra gorila delante de nosotros. 

Tranquila, segura y con su mirada llena de curiosidad, nos regala lo que será el primer minuto inolvidable de los 59 que nos quedan por delante.

A sus espaldas, dos crías pequeñas de apenas meses están aprendiendo a darse golpes en el pecho, practicando para cuando ellos se conviertan en los líderes de la familia, mientras se les escapa algún  golpe inocente entre ellos que acaba en una pelea sin malicia.

Otras tres hembras aparecen, algunas junto a sus crías, y se tumban tranquilamente a nuestro lado para mirarnos con la misma fascinación y curiosidad con la que les estamos mirando nosotros.

De repente, nos damos la mano y apretamos fuerte. Ahí esta. El gran espalda plateada, líder de esta familia, aparece entre la maleza y nos mira fijamente. No puedo explicaros este momento, porque es un cúmulo enorme de emociones mezcladas y explotando en tu interior a la vez: admiración, respeto, alegria, miedo, curiosidad, ternura… todo ello aparece cuando, por primera vez, cruzamos la mirada con este primate. Pero si os diré que es una mirada bonita, que infunde respeto pero que esta llena de bondad y curiosidad por esos individuos que están compartiendo su hogar con el. 

Una hora que paso como un suspiro, que no cambiaría por nada del mundo. Ojalá solo con cerrar los ojos pudiéramos quedarnos en este instante para siempre. 

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