Parece mentira, pero ya han pasado casi 4 meses desde que empezamos esta aventura. Hemos disfrutado muchísimo de África, este continente nos ha hecho emocionarnos hasta el extremo, sentir una felicidad y paz absoluta, pero también la más dura y cruda tristeza… Sin duda, de él nos llevamos a sus gentes, su vida, sus paisajes, sus animales y lo fácil que es ser feliz, aunque muchas veces nos neguemos a serlo.

¡Pero ahora toca cambiar ya! Y como ya sabéis que a nosotros no nos gusta andarnos con chiquitas, hemos decidido hacer un cambio radical e irnos directamente a una de las ciudades con el PIB per cápita más alto del mundo… ¿adivinas cuál es?

Efectivamente… ¡¡SINGAPUR!!

El salto desde África hasta aquí es considerable, no sólo en su forma de vida, sino también en kilómetros. Para llegar hasta aquí, hemos tenido que coger ni más ni menos que tres vuelos: uno que nos llevara de Windhoek (capital de Namibia) hasta Johannesburgo; el siguiente desde Johannesburgo hasta Abu Dabi, con una duración de 7 horas aproximadamente y, por último, uno desde Abu Dabi hasta Singapur de otras casi 6 horas. En total, el domingo 30 de mayo despegamos de la ciudad sudafricana a las 9 de la mañana y no aterrizamos en Singapur hasta el 1 de mayo a las 9 y media. Una buena paliza sí, pero ha merecido la pena.

Nada más aterrizar en Singapur te das cuenta ya de que estás en un mundo totalmente diferente.

Aunque en un principio habíamos calculado menos días en esta ciudad, sobre todo por los precios para vivir aquí, encontramos un hotel bastante céntrico, Hotel By Wassies, que está muy bien de precio y que, por lo menos, no es una cápsula de esas sin ventanas ni nada, ¡que agobio! Asique decidimos estirar un poco más los días aquí para poder recorrer bien la ciudad.

A mediodía estamos ya en el hotel, dejamos todas las cosas y salimos directamente a buscar donde comer, porque con el jet lag que tenemos, como nos echemos a dormir… ¡no nos levantamos hasta mañana! Por la tarde nos acercamos andando hasta la zona de la Marina y ya nos enamoramos de esta ciudad. Limpia, sin un ruido más alto que otro, con enormes rascacielos chulísimos alado de casas bajitas tradicionales; paseos enormes llenos de gente sacándose fotos, montada en bici o andando y con verde, plantas, plantas y plantas por todos los lados. 

Antes de que anochezca nos acercamos a la zona de Gardens By the Bay, los famosos arboles artificiales gigantes que tiene esta ciudad y la verdad es que, por muchas fotos que hemos visto antes, verlos en persona nos deja sin palabras.

Además, todas las noches hay un espectáculo de luces nocturno, Garden Rhapsody, en el que se iluminan de colores acompasados a la música. Una pasada.

El segundo día nos levantamos pronto para que, antes de que empiece a hacer un calor horrible, nos dé tiempo a visitar algunos sitios de la ciudad. 

Empezamos por Kampong Glam, el barrio árabe de la ciudad. Como presentación de este barrio, nos encontramos con una calle de casas pequeñas, llenas de tiendas en sus bajos, que desemboca en la preciosa mezquita del Sultán.

Continuamos callejeando por este barrio hasta que llegamos al barrio vecino, Little India. Y literalmente, nos trasladamos a otro ambiente diferente, donde todo son collares de flores de colores, ropas de colores, figuras de colores y un fuerte olor a incienso. Este barrio es uno de los más importantes de la ciudad y en él hay numerosos templos hindúes que son dignos de visita.

Lo primero que nos llama la atención cuando vemos uno de ellos (nunca antes habíamos visto un templo hindú) son sus altas torres, las cuales están llenas de diferentes dioses pintados en unos vivos y llamativos colores. 

Después de ponernos la vestimenta adecuada, entramos en el templo y tuvimos la suerte de poder disfrutar de una de sus celebraciones. 

Cuando salimos del templo, decidimos buscar un sitio en el que comer. Como la siguiente zona de la ciudad que queremos visitar es China Town y hemos leído que hay por allí muchos sitios para comer, cogemos el metro y nos vamos para allá.

Nos vamos directos al que en su día fue el restaurante de Estrella Michelín más barato del mundo. Su arroz con pollo consiguió esta condecoración durante los años 2016, 2017, 2018 y 2019. Nos pedimos un menú cada uno, Carlos con arroz y Scheherezade con noodles, ¡y por 5 euros comimos increíble!

Por la tarde, nos dedicamos a recorrer el barrio de China Town, viendo todos los murales que tiene este barrio, a cuál más bonito; visitando los diferentes mercados de ropa, joyas de oro y comida; y viendo a los adultos jugar a las damas.

Entramos en uno de los templos más importantes de este barrio y para la comunidad budista: el Templo de la Reliquia del Diente de Buda. Este templo, de 5 plantas, fue inaugurado recientemente para albergar lo que se cree ser una reliquia de Buda dentro de una estupa. Es un templo muy bonito, en pleno corazón de Singapur y en el que pudimos disfrutar también de uno de los momentos del rezo de sus fieles.

Desde aquí nos volvemos andando a nuestro hotel, que nos pilla cerquita, ya que mañana nos espera un día largo por delante.

Tercer día en Singapur y lo dedicamos para una de las cosas que más le pueden gustar a Scheherezade… ¡un parque de atracciones! Y es que resulta que, aquí en Singapur, ¡hay un Universal Studios!

La ciudad de Singapur, dentro de lo diseñada a mimo que está, decidió convertir una isla entera, que tiene justo enfrente de su núcleo urbano, en el principal espacio de ocio y entretenimiento de los singapurenses y todos aquellos viajeros que visitaran la ciudad. 

En esta isla, comunicada por un puente al continente, es donde se encuentran numerosos parques de atracciones, centros comerciales, un casino, museos y las playas de este país.

Este Universal es un poquitín más pequeño que el de Orlando, pero aún así, por lo cerquita que estamos y por el precio de la entrada, le dedicamos un día entero, ¡y no nos defrauda! Nada más entrar, vamos corriendo a la atracción de Transformers, ¡que todavía no tiene cola! (Más tarde, el tiempo de espera para subirse a esta atracción llegará a ser de dos horas). Disfrutamos también del mundo friki en “Battle Star Galáctica”, retrocedimos en el tiempo para ir al Antiguo Egipto, viajamos a la isla de Parque Jurásico y al mundo muy muy lejano de Shrek. Todo para acabar el día con los pies molidos, pero super felices.

Nuestro cuarto y último día en la ciudad lo dedicamos por completo a Gardens By the Bay. Y es que, estos jardines tienen muchas más cosas que ofrecer a parte de sus gigantescos árboles.

Cuando los visitamos durante nuestro primer día en la ciudad, ya nos quedamos maravillados con este enorme parque. Podemos decir que ha sido una de las cosas que más nos ha impresionado, hasta el momento, en nuestro viaje.

Podríamos definir los Jardines de la Bahía como una increíble mezcla entre súper árboles gigantes, jardines botánicos futuristas, arte en todas sus expresiones y enormes cúpulas que esconden infinidad de sorpresas de la naturaleza.

Fueron inaugurados en el año 2007 con un coste de 1000 millones de US$ y, desde entonces, es una de las atracciones turísticas más visitadas en Singapur. Dentro de este increíble complejo hay diferentes “atracciones” para visitar y conocer un poco más acerca del mundo de la botánica. Los tickets para acceder a ellas se compran allí mismo o por internet si quieres evitarte las colas.

Nosotros nos decidimos a visitar Cloud Forest y no podemos hacer otra cosa más que recomendarlo. Es una enorme cúpula de cristal en la que, desde que entras, te sumerges en un mundo diferente. Un enorme entorno tropical de montaña, con cascada incluida, te transporta a la más profunda de las selvas. Además, tuvimos la suerte de que tuviera algunos guiños a la película de Avatar, asique ¡nos lo pasamos como niños!

Además, subimos también al Supertree Observatory. Ésta es una pasarela elevada que conecta dos de los super árboles y que te permite andar por las alturas, disfrutando de las impresionantes vistas a los jardines, al Marina Bay Sands y la ciudad de Singapur.

Puede que, si tuviéramos que elegir una de todas las posibles visitas, escogiéramos esta ya que, el ver tan de cerca estas super estructuras y las vistas que disfrutas desde arriba son una auténtica pasada.

El regalo final viene cuando, para despedirnos ya de esta ciudad, nos quedamos a ver por última vez el espectáculo de luces nocturno y nos sorprenden con la banda sonora de Star Wars… ¡y esque hoy es 4 de mayo! Cuando empieza a sonar la mítica canción de entrada de todas las películas de Star Wars, los árboles se empiezan a iluminar de verde y azul y ¡a nosotros se nos abre la boca del alucine! En especial al friki de Carlos, sí, jejejeje. No podemos decir mejor adiós a esta ciudad que nos ha encantado.

Blog de WordPress.com.