Pues por fin empezábamos esta parte del viaje que tanto nos apetecía… y es que ¿Quién no ha soñado alguna vez con darse un paseíto por el Himalaya??

¡Pues eso es precisamente lo que teníamos por delante! El tour empezó con nuestro guía recogiéndonos en el hostel. Al final íbamos a ser solo nosotros 3, porque la pobre chica que iba a acompañarnos, Violeta, también ha caído con fiebre y cagalera.Por desgracia, ella, al contrario que Carlinhos y Regue (que también ha sucumbido), ha decidido retrasar el trekking hasta que se encuentre mejor. 

Por lo que, tras 1 horita y media de coche, nos vemos con las mochilas listas y empezando nuestro trekking. Raju (nuestro guía) es de Katmandú y no habla muy bien inglés, pero le entendemos perfectamente cuando nos viene a decir que el día de hoy iba a ser “facilito”.

Tras 2-3 horitas andando, ya es como la sexta vez que le preguntamos a Raju si está seguro que el día de hoy es facilito… nos acojinamos solo con pensar en el día de mañana que es el “difícil” (está claro que andar por la vida de playa en playa y de vacaciones permanentes nos han ablandado mucho). Poco a poco vamos metiéndonos en la naturaleza, dejando a un lado el caos y los pitos para empezar a disfrutar de cascadas, animales y muuuucho, mucho verde.

Cuando empezamos a pensar que el día puede hacerse algo largo, Raju nos da la buena noticia de que ya hemos llegado. 

Nos quedamos a dormir en una “casa de te”. Es impresionante como lo único que se oye es el rio que cruza toda la pequeña villa y algún que otro grito de vez en cuando de nuestro querido anfitrión. Tras una duchita calentita y unos cuantos Lemon Tea (nos hemos aficionado muchísimo a ellos para coger fuerzas durante la subida), abordamos la cenita con muchas ganas de charlar y también aunque sea opuesto, irnos a la cama para empezar esa “etapa” complicada. 

Comenzamos la mañana con un desayuno para coger fuerzas y tras ponernos las mochilas a la espalda empezamos este segundo día de trekking por el Annapurna. 

A los 5 minutos de empezar a andar nos topamos con lo que nuestro querido guía nos había comentado ayer: Escalones. No sabemos cuántos, porque vemos escaleras hasta donde alcanza la vista. Asi que comenzamos a subir poco a poco y con mucha paciencia…

Cada uno con sus trucos, Regue delante sin mirar a ningún lado, Carlos en medio contando los escalones (se supone que le ayuda) y Scherezade detrás, a su ritmo, sin prisa, pero sin pausa. 

Tras 2 horas subiendo escaleras sin parar hacemos una pausa para tomar un té y comer unos plátanos. Nuestro guía nos avisa de que llevaremos apenas la mitad de los escalones (Carlos ya ha contado 4500). Seguimos subiendo y subiendo y cuando parece que la cosa se está poniendo más tranquilorra, aparecen más y más escalones. Menos mal que por el camino el paisaje es sencillamente increíble.

Después de una paradita para comer, continuamos. ¿Que decir? La verdad es que la etapa se hizo durilla. Creo que no estábamos preparados ni de cerca… los días por Tailandia y sus playitas, me parece que nos han ablandado mucho… pero, cuando parece que vamos a explotar, al doblar un recodo, aparece el cartel del pueblo al que teníamos que llegar para dormir: GHOREPANI.

Por supuesto, como colofón final, nuestro guía nos señala el maldito hostel que se encuentra en el pico más alto del pueblo (no podía ser otro). Así que 30 minutitos después llegamos al hostal completamente derrotados. 

Por suerte, este será el hostal con mejores “instalaciones”. Una duchita caliente, y lo mejor de todo: una estufa/chimenea en el centro del salón, al que no dudamos ni un minuto en dedicarle todo nuestro cariño. Y es que a lo tonto ya estamos a 2800 metros y empieza a refrescar que no veas. 

Tras una cenita, y unos Lemon tea alrededor del fuego, nos vamos a sobar prontito porque la alarma esta puesta a las 0445. Mañana el plan es subir hasta Poon Hills 3210m, bajar a desayunar para luego subir el pico de Thapla Danda ( Ghorepani) 3165 y comenzar a bajar hasta los 1800 metros que es mas o menos donde vamos a dormir. Preveemos unas 7-8 horas de caminata. 

Al día siguiente cuando suena la alarma cuesta levantarse… Es obvio que estamos aquí en parte para este momento, pero en ocasiones como esta siempre cuesta pensar que estos madrugones merezcan la pena (obviamente quien escribe es Carlos “el vago”). Pero nos ponemos en marcha. 

Tras empezar a subir se hace evidente que este es un trekking medianamente conocido, porque vamos dejando gente por el camino. A medida que subimos en algunos tramos incluso tenemos que pararnos a esperar de la de gente que esta subiendo al pico. Tras 45 minutillos de subida (a un buen ritmo, porque vamos sin mochila, y no veas como se nota), llegamos a Poon Hills. 

El madrugón, el esfuerzo y la vista merece muuuuucho la pena. 

Tras ver amanecer y disfrutar (como no) de un calentito Lemon Tea en el pico, ponemos rumbo al hostal para desayunar y recomenzar el día de hoy. Esta jornada, creo que se hizo incluso mas dura que la anterior… quizá por su largura, o porque ya los musculos estaban completamente destrozados. Y es que hay veces que es peor bajar que subir. Tras subir al pico Thapla Danda, todo lo demás ha sido bajar, bajar, bajar y bajar. 

Cuando llegamos a nuestro Tea House a dormir, los músculos están mas agarrotados que después de….. ( la verdad es que no tenemos muchas cosas con las que comparar esta reventadera). Por suerte, por un lado, y con mucha pena, por otro, nos damos cuenta que el trekking ha acabado, pues mañana apenas serán 2 horitas y volveremos a Phokara. Eso hace que alarguemos nuestra última noche y nuestro último desayuno, disfrutando de estas increíbles vistas.

Al llegar a Phokara, poco nos apetece mas que tirarnos a beber cerveza y a disfrutar de… El Real Madrid- Barcelona. Esta vez, Carlitos se sale con la suya y disfruta de la victoria. 

Nos vamos a dormir tras una cenita y unas birras para asumir que mañana tenemos 9-10 horas de autobús, en lo que sabemos que es la peor carretera que recordamos en todo nuestro viaje por el mundo

Nos ahorramos comentar algo más del apasionante periplo en autobus, salvo que llegamos sanos y salvos a Kathmandu y que debido a la hora a la que llegamos (cerca de las 7 de la tarde) hicimos poco más que cenar, tomar un refrigerio e ir a la camita. 

Con esto, llegaba a su fin Nepal. Puesto que todos teníamos billetes para salir del país al día siguiente; Regue vuelta a casa y nosotros directos a Delhi, la India.

Nepal nos ha dejado con un sabor increíble en la boca, aunque algo agridulce… puesto que tras estar 15 días aquí creemos que podríamos haber dedicado y disfrutado de muuuucho mas tiempo en este maravilloso país. Aun así, casi nos vamos con la idea y la decisión clara, de que volveremos para al menos hacer un campamento base del Annapurna o porque no… un campamento base del Everest ( peeeero mucho mejor preparados). 

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